martes, 20 de octubre de 2009

No tientes a la Asfixia

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Cuando la culpa te carcoma los huesos y la tristeza abrace tus hombros con su brazo helado, para acompañarte adonde quiera que tus profundidades te absorban. Te rodeará en silencio como el mar al que se ahoga.
La aflicción se apoderará de tu carne y tus sentidos. El consuelo flotará invisible dentro de una burbuja de detergente que refleja el sol de los otros, y estalla delante de tus ojos. Y arden. Y todo se vuelve confuso y viscoso. Te sobra el mundo, la piel, tus zapatos y las uñas.

No tenés nada, ni soledad.

Te sobra el mundo, la piel, tus zapatos y las uñas.
Apoyás la mano en el espejo para reconocerte. Tu imagen es el recuerdo de un trapo sucio que pasó por ahí hace mucho, una baba reseca y estirada.

No grites. No tientes a la asfixia
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3 comentarios:

Nelais dijo...

Leyendo esto la asfixia ya es tentada.
Se transmite.

Saludos,

Leandro dijo...

Gracias por comentar y espero que te haya gustado (asfixiarte).
Saludos
Lea

janice dijo...

Muy buen efecto en palabras, me quedé sin aire. No tener ni la soledad...qué triste. Me gustó mucho, voy a seguir leyendo.