domingo, 18 de mayo de 2008

La vulgaridad es lo más predecible

Las aguas frías te enseñan a nadar rápido

Lo que se presiente no se cuestiona

El camino de memoria a la guarida solo nuestros pies descalzos conocen.

He decidido inmolarme en el silencio de mis palabras ciegas, la noche siniestra me involucra y esta piel de cobra vuelve a ceder ante los antojos de un oráculo criminal.
Desconfiar de la derrota pero más de las victorias por venir. El placer del corazón se apaga, las venas del alma digieren fuegos consecuentes de esta maldición. La paciencia de la consciencia se agota pero estas manos siguen con cadenas.

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